Ineludiblemente, cuando se trata de la patria, el general y abogado Manuel Belgrano nos aparece como un padre inmortal de ella. Nos bautizó como nación independiente y soberana, creando nuestro símbolo nacional: “Siendo preciso enarbolar la bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”.
Sin embargo, Belgrano fue un hombre de múltiples facetas: abogado, ecologista, diplomático, economista, patriota, militar, héroe, vanguardista, prócer, revolucionario. Las aristas del creador de la bandera engrandecen su figura a dos siglos y medio de su muerte. Hoy, ponemos a disposición variados recursos didácticos, bibliográficos y audiovisuales para acercarnos a la vida y obra del más venerado padre de la patria. Manuel Belgrano y su pensamiento político y económico
Ponemos a disposición escritos del Correo de Comercio en los que Manuel Belgrano manifestaba su posición sobre la riqueza del país, el trabajo de la tierra, la función de los comerciantes y artesanos, la unidad de las naciones; temas que él consideraba las bases para lograr la felicidad del pueblo americano. Desde la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros hacemos nuestro aporte para que las nuevas generaciones puedan recoger aquellas semillas que Manuel Belgrano supo cultivar. Como él mismo lo afirmó en su autobiografía.
«Conocí que nada se haría a favor de las Provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya que por algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya que por el orden mismo de las cosas las hiciese germinar.» Palabras escritas por el general Manuel Belgrano . Yo emprendo escribir mi vida pública –puede ser que mi amor propio acaso me alucine– con el objeto de que sea útil a mis paisanos”. Esta es una de las primeras frases de la Autobiografía de Belgrano. ¿Escucharon? “Puede ser que mi amor propio acaso me alucine”. Pero… ¿cómo? ¿Empieza a contar su vida y ya duda de sí mismo? Sí, de hecho, a medida que avanza en sus recuerdos, se exhibe: señala la indignación que le provocaban los inconvenientes que encontraba, enumera los proyectos que no pudo ver realizados, asume que aceptó tareas para las cuales no estaba enteramente preparado e incluso comparte las ocasiones en que se sintió abatido. Es cierto; quizá el tono de las páginas tenga que ver con que fueron escritas en el año más difícil de su vida, 1814, luego de las derrotas en Vilcapugio y Ayohuma en el Alto Perú. Pero tal vez no sea solo eso. Tal vez Belgrano quiso legar no solo sus logros, sino también sus debilidades; no solo sus convicciones por la libertad americana, sino también las dificultades. Por otro lado, cuánta seguridad hay que tener para confesar la inseguridad.
Tampoco parece casual el hecho de que lo último que cuente en su Auto- biografía sea su decisión de aceptar la expedición al Paraguay después de revelar que le parecía la idea más alocada. Por favor, no imaginen a Belgrano al frente de mil soldados. Eran pocos, mal preparados, no muy convencidos del objetivo, con algún que otro uniforme casero, y alimentos, armas y municiones insuficientes. ¿Por qué acepta entonces, sin compartir el plan de las autoridades y con un ejército que apenas podía ser llamado así? Porque el momento adecuado para aceptar los desafíos de la vida pública no existe. Y porque asumir esa vocación es asumir que la realidad es siempre problemática y más plena en carencias que en recursos. Al frente de ese ejército limitado, Belgrano comanda una expedición. Marcha contra el idealismo.
No olvidemos que, al retornar, Belgrano crea las baterías “Libertad” e “Independencia” junto al Paraná ciudad de candelaria hoy provincia de Misiones y que, en esas bardas, levanta por primera vez la bandera. ¿Qué era esa bandera? Ya había solicitado una escarapela para disponer de un elemento que facilitase distinguir a los propios de los realistas. La bandera le permite ahora concentrar en un signo concreto un sentimiento común de pertenencia. Pero atención: no es que la bandera vuelve visible un sentimiento existente. No: Belgrano inventa la bandera para producir ese sentimiento. ¿O creen que los sentimientos no se hacen? A falta de municiones, sables lanzas y cañones el sentimiento revolucionario ya era un recurso más. Por eso la bandera celeste y blanca como el cielo creado por nuestro dios.
